Los síntomas del ojo perezoso no pueden ser detectados fácilmente por cualquier persona, salvo que sea un oftalmólogo capacitado. Cuando la ambliopía se manifieste en niños genera problemas únicos para reconocer los signos de advertencia.
Sin embargo podemos decir que un niño con el síndrome del ojo perezoso o ambliopía puede carecer de las habilidades lingüísticas necesarias para hacer saber que sufre de visión borrosa. Además, un niño que nace con ambliopía grave no tendrá modo alguno de distinguir la visión normal de su propia visión disminuida.
Sin embargo, es necesario tener en cuenta algunas conductas que el niño puede presentar como signos de que algo no anda bien en su visión.
• A la hora de leer o dibujar, se acerca o aleja excesivamente del papel.
• Aparta la vista de lo que está viendo, con demasiada frecuencia.
• Cierra los párpados para mirar y se frota continuamente los ojos.
• Tuerce la cabeza a ambos lados, para fijarse lo que esta escrito en el pizarrón.
• Suele tener los ojos llorosos o enrojecidos.
• Padece frecuentes dolores de cabeza.
• Le molesta el sol o le cuesta adaptarse a la oscuridad.
Por este motivo se aconseja, que el niño sea sometido a un examen ocular anual durante el período de desarrollo crítico, es decir desde el nacimiento hasta los 6 años. Así se podrá detectar cualquier patología ocular antes de que resulte más difícil de tratar en el futuro.