En el estreñimiento crónico el primer objetivo es desimpactar la materia fecal a través de enemas de soluciones salinas, y administrando por boca sustancias que ablandan y suavizan las materias fecales, y lubrican su tránsito intestinal.
Dicha medicación debe prolongarse en fase de mantenimiento, administrando los laxantes en dosis de acuerdo con la edad, peso e intensidad de la afección. Puede usarse aceite mineral, lactulosa, sorbitol, o leche de magnesia.
El aceite mineral (en dosis de 2 a 6 mililitros por kg. peso y por día), lubrica el paso de las heces por el conducto anal y lo hace menos doloroso. En niños pequeños, o que padecen parálisis cerebral, o convulsiones, debe contarse con el riesgo de aspiración del medicamento.
La lactulosa (dosis de 1 a 3 mililitros por kg y por día) es un carbohidrato no absorbible que atrae líquidos por ósmosis, con lo cual hace a las heces de menor consistencia y facilita su expulsión.
La leche de magnesia tiene utilidad por la poca absorción del magnesio que también aumenta la osmolaridad en la luz intestinal. Debe recordarse que en cambio los geles de aluminio empeoran la constipación.
En los niños pequeños son eficaces el agua de orejones de ciruela, o el néctar de pera.
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