En verano los niños pasan mucho tiempo al aire libre, por lo que están más expuestos a sufrir alguna picadura de insectos como los mosquitos, abejas, avispas, hormigas, tábanos, pulgas.
Además también hay que añadir que con el calor muchos van a la playa y los pequeños pueden entrar en contacto con animales venenosos, cómo las temidas medusas, de las que todos los años oímos hablar en la televisión.
Generalmente las picaduras provocan solamente un picor ligero o una irritación en la piel, pero es bastante molesta y más cuando los que lo sufren son los pequeños que muchas veces no entienden porque les duele o les molesta sobre todo si son bebés.
Las reacciones a las picaduras pueden ser de tres tipos:
- La denominada local intensa, la cual es siempre igual por lo que cada vez que sea picado el niño sufrirá la misma reacción que será local y algo más intensa en las personas con algo de alergia a las picaduras de insectos.
- La segunda clase de reacción es la que es más intensa por padecer alergia a las picaduras del insecto en cuestión, ya que el niño padecerá una reacción mayor a la picadura y la reacción es sistémica pudiendo llegar al shock anafiláctico. Sus síntomas son muy variables y aparecen durante los primeros 15 minutos pero suele aparecer urticaria, inflamación de la zona y de la cara y brazos, problemas respiratorios.
- La tercera reacción, y la más peligrosa, es la tóxica, cuando el niño sufre picaduras múltiples por un insecto o por la localización de éstas. Más de 40 picaduras en cabeza o cuello de mosquitos o peor aún de avispas pueden conllevar un riesgo importante, además la localización de dichas picaduras por ejemplo en un párpado pueden originar una gran reacción local.