La mayoría de guarderías abren clases para niños desde muy temprana edad, y aunque suelen estar capacitadas para atenderlos se cree que a partir de los 18 meses están en condiciones de separarse de sus madres, cuando el cese de lactancia se ha producido, y es normal la ingesta de alimentos sólidos.
Una consecuencia de no amantar a los bebes hasta los 12 meses, incluyendo tempranamente nutrientes sólidos produce la obesidad durante la infancia, con el riesgo de sufrir diabetes en la adolescencia.
Sin duda son distintas las razones que te llevan a dejar a tu hijo en una guardería, lo importante es estar convencidos de la calidad profesional de las profesoras o encargadas auxiliares. De hecho los niños pueden tener actitudes distintas a las mostradas en casa: acceden a los refrigerios sin presión, atienden a todas las indicaciones de la profesora, situación contraria a la vida en el hogar donde siempre se le tiene que persuadir para tomar los alimentos.
Las guarderías enseñan a los pequeños normas de disciplina al comer. Si es complicado manejar a un solo niño, imagínate como será tener a un grupo junto. A veces generará algunos inconvenientes de organización, total estamos hablando de chicos; aunque por lo general el manejo en conjunto será más fácil cuando unos a otros se empiecen a imitarar.
Los niños en la guardería aprenden a usar los cubiertos, las servilletas, dependen menos de sus padres y eso les otorga cierta seguridad emocional. Los menús tienes la cantidad adecuada de nutrientes según la edad de cada menor, desde los bebés (biberón) hasta los más grandes de 3 años (sólidos). La buena alimentación se inicia en casa, la escuela solo nos ayuda a complementarla.