Si han pasado semanas desde que tu niño fue por primera vez a la guardería y aún le cuesta adaptarse a las actividades del centro, quizá sea momento de realizar algunos cambios en su rutina diaria que lo ayuden a asimilar pronto la separación.
El peor momento para los padres es cuando su hijo inicia las “temidas pataletas”. Pero aún en estas circunstancias debes mantenerte firme e intentar calmarlo con unas palabras de ánimo, nunca con golosinas o cediendo a sus reclamos.
La táctica aquella de alejarse del niño a escondidas para evitarle el llanto es mucho peor. Los niños recuerdan ese doloroso momento y los días posteriores se vuelven más difíciles.
Es frecuente que los chicos demasiado apegados a sus padres tengan problemas para socializar. Idea un plan para que pase más tiempo con familiares (tías, primas o niños de su misma edad) así será menos dramático el contacto con otras personas.
Si el problema en la guardería solo se produce cuando lo despides, pero al término de la jornada se muestra contento quiere decir que se está adaptando a su nuevo entorno. Sin embargo, necesitas observar su comportamiento día a día, y en caso persista en su actitud pedir el consejo de un especialista.