Todos queremos que nuestros hijos crezcan sanos. Para ello, la alimentación y los buenos hábitos son esenciales. Las vitaminas esenciales en la alimentación del bebé son muchas, y completamente necesarias. Sin estas vitaminas, tu hijo no podrá enfrentarse a las distintas etapas de crecimiento. Te informamos de cuáles son estas vitaminas esenciales y dónde encontrarlas.
Vitaminas esenciales en la alimentación del bebé
¿Quieres saber cuáles son las vitaminas más importantes para un bebé? Además de consultarlo previamente con el pediatra, repasamos las vitaminas esenciales en la nutrición infantil:
- La vitamina A es una vitamina imprescindible. Previene las infecciones, contribuye a mantener sanas las mucosas y también protege la piel. Además, es necesaria en el proceso de crecimiento óseo. La puedes encontrar en los alimentos de origen animal, los vegetales de hoja verde o de coloración anaranjada.
- La vitamina B es una potente fuerte de energía. Hay que señalar que se trata de un grupo de siete vitaminas hidrosolubles (B1, B2, B3, B5, B6, B8, B9 y B12). Gracias a estas vitaminas, el organismo tendrá la energía suficiente para afrontar el día y el crecimiento. Mantiene sanos los músculos y se encarga de fortalecer el sistema nervioso. Las encontrarás en los cereales (sobre todo en los integrales). También está presente en huevos, legumbres, carne, espinacas y fruta.
- La vitamina C aumentará las defensas de tu bebé. Ayuda también a cicatrizar y reduce los síntomas de las reacciones alérgicas. La puedes encontrar en frutas y verduras.
- La vitamina D es imprescindible para que los bebés crezcan sanos. Mantiene en perfectas condiciones músculos y huesos, haciendo que el crecimiento del niño sea el correcto. Además, gracias a ella el organismo absorbe mejor el calcio. La encontrarás en el sol y en alimentos como el huevo, lácteos enteros y el pescado azul.
- Finalmente, la vitamina E es un potente antioxidante. Protege las células y evita que se oxiden, por lo que es esencial para hacer frente a algunas enfermedades e incluso trastornos cardiovasculares. La encontrarás en el aceite de oliva y los frutos secos.