Entre los 2 y 3 años, el sueño de los niños de 9 a 13 horas por día. La mayoría de los niños de esta edad toman una siesta de 2 a 3 horas cerca de la hora de comer; otros continúan con dos siestas de menor tiempo, mientras que otros dejan de hacer siesta.
Excepto que tu bebé esté irritable o cansado por falta de sueño, no existe razón para manejar un horario de siestas forzado. Llegada la hora de dormir, tu hijo puede estar renuente ante el «ritual del sueño», ya reconoce que a determinada hora le ponen el pijama, se lava los dientes, le leen un cuento y lo llevan a la cama con su cobijita, muñeco o animalito de peluche predilecto. Si esta rutina se modifica podría quejarse de algún modo o incluso tener problemas para conciliar el sueño.
Algunos niños de esta edad se resisten a dormir aun con una rutina bien establecida. Si todavía duermen en cuna, al recostarlos lloran o dejan su cuna y van a la cama de sus papás. Si ya duermen en cama, pueden levantarse una y otra vez insistiendo en que no tienen sueño (aunque estén agotados) o pedir participar en lo que esté pasando en la casa. Este patrón de comportamiento es debido, en parte, al negativismo típico de esta edad en la que rechazan todo aquello que les piden sus padres y, también, se debe a una prolongada ansiedad de separación. Pese a su insistente independencia, aún se sienten inquietos cuando mamá o papá no están a su lado, sobre todo si los dejan solos en la oscuridad.