La epífora ocurre cuando un ojo tiene abundante producción lagrimal o existe una obstrucción de los conductos lagrimales y las lágrimas se desbordan continuamente.
En los niños, la epifora o la abundante producción de lágrimas ocurre por diversas razones, pero la más frecuente es por la existencia de una obstrucción de los conductos nasolagrimales. Este defecto se presenta aproximadamente en el 10% de los niños y de ellos el 90% se curan espontáneamente durante el primer año de vida.
Entre los síntomas que presenta un niño con epifora, el más común es el lagrimeo y la secreción (legañas) con recurrencias y conjuntivitis de repetición.