¡Cuánta energía! Con 18 meses, el bebé es un torbellino de actividad y una esponja que absorbe y aprende a un ritmo muy rápido. Ya es capaz de reconocer objetos, animales e incluso de reconocerse a sí mismo en un espejo. Además, a esta edad muestra sus sentimientos abiertamente: enfado, alegría, tristeza…
Su lenguaje también se desarrolla a grandes pasos y su vocabulario se va enriqueciendo, verás que repite muchas palabras y va aprendiendo el nombre de las cosas, además de reconocer su nombre y el de personas muy cercanas.