La dermatitis o eccema atópico es una enfermedad de la piel, muy frecuente en la infancia pues puede afectar al 15% de los niños menores de 5 años, disminuyendo las posibilidades con la edad pero pudiendo afectar también al adulto. Está ocasionada por la combinación de factores genéticos y ambientales, así pues, la herencia juega un papel importante en esta enfermedad de la piel del bebé pues normalmente nos encontramos con que la padece también algún otro miembro de la familia. Además, se asocia a causas ambientales que de algún modo el niño reacciona al ponerse en contacto con ellas: ácaros del polvo de casa, polen, gramíneas, algunos animales y ciertos alimentos.
En resumen, un niño que tenga una predisposición genética al eccema atópico, si lo ponemos en un medio con algún componente del que tenga alergia, podrá desencadenar la sintomatología clínica de eccema que luego abordaremos. Esto es necesario comprenderlo ya que de alguna forma explica que estos niños padecen siempre la carga genética, pero la ambiental pueden evitarla, de ahí que muchas veces mejoren al cambiarlos de ambiente.
La presencia de eccemas es el rasgo primordial de la enfermedad, es muy típico su aspecto como parches de piel seca, enrojecida y que pica mucho. Se suele iniciar en la cara y luego pasa a las extremidades con predilección en los pliegues de los codos y detrás de las rodillas y posteriormente puede afectar a todo el cuerpo. Es posible que el niño pase épocas sin eccema para, de forma brusca, agudizarse y aparecer los problemas en la piel. Siempre existe el riesgo de infección localizada por el rascado ya que la lesión, como hemos comentado antes, pica mucho.
El diagnóstico es fundamentalmente clínico observando las lesiones en piel pero dado su componente atópico, nos podemos encontrar con un aumento en sangre de la inmunoglobulina E (IgE) típico de las enfermedades alérgicas.
El tratamiento irá encaminado a la prevención evitando los posibles desencadenantes ambientales de la enfermedad
- cuidados especiales de la piel con cremas hidratantes que la nutran y la protejan
- jabón especial para la atopia con pH neutro y actividad eliminadora de grasa mínima
- cremas sin esteroides, las cuales son utilizadas para tratar esta patología pero que carecen de los efectos secundarios de los esteroides como la atrofia de la piel y la posible absorción sistémica del corticoide
Es difícil prevenir la dermatitis del bebé pero deberemos estar alerta cuando uno de los progenitores la padezca pues del riesgo en el hijo se multiplica por dos. Además, debemos recomendar la lactancia materna ya que se ha demostrado que protege a estos niños de tener dermatitis.
Los niños con dermatitis atópica padecen, además, problemas del sueño por el picor que provoca durante los brotes agudos por lo que es muy importante el iniciar el tratamiento con las cremas antes mencionadas nada más aparecer el brote, siendo en los casos extremos conveniente el utilizar algún antihistamínico por vía oral para disminuir la desazón por el picor.