La retinoplastia es una una lesión relativamente frecuente en estos bebés. Está directamente relacionada con la madurez del recién nacido, de manera que cuanto más pronto nace, más posibilidades hay de que lo desarrolle.
Por otra, Los bebés prematuros tienen mucha menos capacidad de defenderse de las infecciones que los nacidos a término. En su caso, una infección puede extenderse muy rápidamente por todo su organismo ocasionando graves consecuencias.
Trastornos en la retina
Este problema lo provocan algunos factores que influyen en las arterias de la retina que aún no han terminado de formarse, por ejemplo, la concentración de oxígeno en la sangre. Por esa razón, muchos prematuros llevan monitores que miden el nivel de oxígeno en sangre durante todo el día.
Para controlar y detectar los problemas de la retina, el oftalmólogo se ocupará de examinar con mucha frecuencia sus ojitos. Si aparecen problemas graves, será necesario realizar una intervención quirúrgica.
Las infecciones
Algunos bebés nacen ya con un problema de infección “heredado” de una infección en el útero de la madre, y otros se contagian fácilmente al permanecer en el hospital. Esta es la razón por la que las normas de higiene y de asepsia son tan estrictas. Los neonatólogos intentan detectar y atajar cuanto antes la infección, pero también evitan el uso indiscriminado de los antibióticos para no crear resistencias.