Es una infección bacteriana respiratoria, muy contagiosa que puede afectar a bebés de muy pocas semanas de vida y que está producida por la Bordetella pertussis.
Se trasmite por vía respiratoria a través de las gotitas expulsadas durante los accesos de tos. El niño es contagioso durante todo el tiempo que tose.
Los síntomas
Nos vamos a referir a la tos ferina en el bebé de pocas semanas de vida. Al principio es difícil distinguirla de un catarro de vías respiratorias altas. Posteriormente continua con las tres etapas características de la enfermedad: Fase catarral (1-2 semanas): secreción nasal clara, estornudos, tos leve, ojos rojos y fiebre no muy alta. Fase paroxística (2-4 semanas o más): tos en accesos intensos y frecuentes, seguidos de una inspiración profunda y ruidosa («gallo»). Durante los accesos de tos, el bebé presenta enrojecimiento facial e incluso coloración azulada alrededor de los labios. Pueden asociarse vómitos tras los episodios de tos. Fase de convalecencia (1-2 semanas): La tos y los vómitos disminuyen en frecuencia e intensidad.
Las características de la tos nos orientan al diagnóstico. La confirmación se obtiene con el aislamiento de la bacteria del cultivo de la nasofaringe.
En el calendario vacunal se vacuna contra la tos ferina a la edad de 2, 4, 6 y 18 meses de edad.
El tratamiento de elección es la eritromicina. En los bebés más pequeños frecuentemente es necesaria la hospitalización. Los contactos domiciliarios deben tratarse también con eritromicina. Los niños menores de 7 años deben de recibir una dosis de recuerdo de la vacuna antidiftérica, antitetánica y antitosferínica.
La tos sea muy aparatosa y fuerte y posteriormente persista de forma leve durante varios meses. El niño tenga menos apetito durante la fase aguda de la enfermedad.
Acude al pediatra o a urgencias:
- El niño tiene accesos de tos muy frecuentes y no mejora en el tratamiento.
- Si después de las crisis de tos, presenta una coloración azulada en los labios .