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Enfermedades incompatibles con la lactancia

Enfermedades incompatibles con la lactancia 25 octubre, 2017
Enfermedades que se transmiten por la leche materna

Los beneficios de la lactancia materna justifican su recomendación en la casi todos los casos, pero hay situaciones en las que la seguridad, respecto a la salud del bebé, hacen necesario plantearse si esta lactancia es la más adecuada. Algunas enfermedades, principalmente de carácter infeccioso, que pueda padecer la madre, hacen que la lactancia más natural resulte desaconsejable. Cada caso es único y el diagnóstico de médicos especialistas resulta fundamental para determinar qué es lo mejor para el niño.

Hay muy pocas enfermedades que resulten incompatibles con la lactancia. Algunas de ellas, solo requieren un tratamiento adecuado que cure o mejore la salud de la mamá sin que, en ningún caso, este tratamiento suponga un peligro para el bebé o altere el normal desarrollo del niño.

Ante una patología grave, en la que pudiera existir riesgo de transmisión de un determinado virus al bebé a través la leche materna, siempre existe la opción de extraerla previamente y someterla a procesos de congelación y/o pasteurización.

¿Qué enfermedades pueden transmitirse por la leche materna?

Para cualquier mamá, lo más importante es que su hijo crezca sano y lleno de vitalidad, además de controlar su alimentación y su bienestar. Ante determinadas enfermedades, hay que extremar las precauciones o directamente descartar la lactancia materna por el peligro de contagio que suponen para el pequeño, y valorar la posibilidad de empezar con la lactancia artificial. Algunas de las que hay que tener en cuenta antes de plantearnos la lactancia más natural son:

  • SIDA. Aunque las probabilidades de transmisión y contagio son mínimos, las madres portadoras del Virus de Inmunodeficiencia Humana (VIH) no deben, por seguridad, amantar a sus hijos, aunque, insistimos, el riesgo de contagio es mínimo.
  • Leucemia humana de células T. El virus capaz de desencadenar la terrible leucemia y también de hacer que proliferen, en la edad adulta, distintos tipos de linfomas, puede transmitirse durante la lactancia, por lo que, ante la sospecha o evidencia de la enfermedad, hay que renunciar a la lactancia.
  • Madres portadoras del citomegalovirus. Este virus, cuya presencia es difícil de detectar porque los síntomas que provoca son muy variados (puede confundirse desde con un herpes hasta con una gripe común), es incompatible con la lactancia natural sin que la leche esté previamente pasteurizada y congelada para evitar cualquier posible contagio.
  • Hepatitis. En caso de presencia de virus de las hepatitis A, B o C en la madre, será el pediatra quien aconseje la conveniencia o no de la lactancia materna. Las actuales vacunas, que se ponen a los bebés prácticamente recién nacidos, pueden impedir cualquier posibilidad de contagio pero es cuestión del especialista establecer si el bebé debe ser amamantado o no.
  • Tuberculosis. Ante la posibilidad de contagio de esta enfermedad, existen discrepancias. La mayoría de expertos coincide en que una madre que sufra tuberculosis de manera activa puede dar el pecho a su hijo pero siempre que lo haga con mascarilla, ya que, se considera que esta grave infección que afecta a las vías respiratorias se transmite por vía aérea y no a través de la leche materna.

¿Las enfermedades víricas son compatibles con la lactancia?

Infecciones que se pueden transmitir por la lactancia materna
Alik Mulikov || Shutterstock

Un catarro, una gripe, el sarampión o una infección gastrointestinal… La presencia de una enfermedad vírica no impide, por norma general, la lactancia. Hay que recordar que la leche materna no solo proporciona los nutrientes que el bebé necesita, sino también anticuerpos fundamentales que contribuirán a fortalecer su sistema inmunológico y sus defensas frente a dolencias comunes.

Si durante la lactancia atraviesas un proceso viral y no sabes si algunas enfermedades se pueden transmitir por la leche materna, que tal vez implique la ingesta de fármacos, siempre es aconsejable consultar con el pediatra quien, ante enfermedades leves, probablemente te indicará que no debes suspender la lactancia, aunque sí optar por el biberón. No olvides que tu pequeño es más fuerte de lo que crees y que el consejo médico siempre debe prevalecer sobre tu punto de vista.

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