Sí. El exceso de salivación es uno de los síntomas clásicos asociado a la aparición de los primeros dientes del bebé. La dentición es un proceso que suele iniciarse en torno a los seis o siete meses, aunque siempre depende de cada pequeño.
A esta edad, los dientes están completamente formados e inician su camino hacia al exterior causando molestias importantes en las encías del bebé. Los dientes de leche rompen, literalmente, las encías, abriéndose paso hasta hacerse visibles. Es normal que el niño llore sin motivo aparente, que esté irritable y que se lleve a la boca, con desesperación, cualquier cosa que tenga a mano intentando aliviar esa molestia que puede llegar a ser muy dolorosa.
El aumento de la salivación durante la dentición se debe a dos motivos. Por un lado, se cree que la saliva ayuda en ese proceso de salida de los dientes, actuando como una especie de “lubricante”. Por otro, que el bebé mordisquee su propia mano, un mordedor o cualquier otro objeto hace que las glándulas salivares aumenten su producción, originando el clásico babeo.
¿El babeo es normal en la primera dentición del bebé?
El babeo en bebés es un proceso fisiológico totalmente natural. No supone ningún peligro, aunque debes vigilar que la saliva no acabe irritando la piel del bebé, sobre todo en la de la zona de la boca y también en la del cuello. Cuando está “echando” los dientes, el niño puede babear de manera casi constante y en cantidades considerables. Ten en cuenta que está muy molesto y que no va a parar de intentar morder cualquier cosa. Eso provoca, precisamente, el incremento de la saliva durante la salida de los dientes en niños y bebés.
Una crema protectora en las zonas que puedan verse invadidas por las babas y también en el culete, porque el exceso de saliva hace que las heces sean más líquidas y ácidas, es prácticamente lo único que puedes hacer, además de esperar, con paciencia, a que los dientes terminen de salir y la secreción salivar se regularice.