Hasta hace unas décadas que el bebé expulsase el aire después de cada toma era casi obligatorio. Mantener al pequeño en brazos, en posición vertical, ligeramente apoyado en nuestro hombro hasta que eructase era ritual de obligado cumplimiento. En la actualidad, los pediatras siguen recomendando el eructo tras la toma pero insisten en que no todos los niños tragan aire mientras comen ni lo hacen cada vez que se alimentan, por lo que el tema de echar el aire tiene sus matices.
Si te preguntas hasta cuándo debes hacer eructar al bebé después de las tomas, te interesará saber que no hay una edad determinada hasta la que tengas que hacer eructar a tu hijo. Sólo observar su comportamiento mientras mama o toma su biberón hará que detectes si ha tragado aire durante la toma. En ese caso, debes seguir intentando que lo expulse independientemente de los meses que tenga.
Ten en cuenta que a medida que el bebé crece, va perfeccionando su técnica de succión. Durante las primeras semanas es normal que no agarre bien el pecho o que lo suelte con frecuencia, incluso llorando con desconsuelo porque no consigue extraer la leche. Es en esos momentos en los que, sin querer, traga aire, un aire que deberás intentar que expulse para que pueda descansar tranquilo después de su comida. Alrededor de los tres meses, tu hijo ya domina la técnica de succión y la ingesta de aire mientras se alimenta puede ser mínima o nula. A esta edad, tal vez ya eructe él solito sin necesidad de ninguna maniobra por tu parte. Si no lo hace y el niño no muestra síntomas de estar molesto, ya no es necesario insistir, una y otra vez, en que expulse unos gases que tal vez no tiene.
Como norma general, es conveniente ayudarle a eructar hasta que el bebé tiene dos o tres meses. A medida que el pequeño come cada vez con más soltura, deberás tener en cuenta una serie de “pistas” que pueden indicarte que ha tragado aire demás, como por ejemplo:
- Los bebés que toman la leche del pecho no suelen ingerir aire salvo que se hayan soltado repetidas veces durante el amamantamiento.
- Si tu hijo ha llorado antes de su comida e inicia la toma con avidez, es probable que haya tragado una mezcla de aire y leche. En este caso siempre debes provocar su eructo.
- Si un bebé “mayorcito” ha comido normalmente y se queda tranquilo tras la toma, sin molestias aparentes, no debes insistir en que eructe, tal vez no sea necesario y acabes haciéndole llorar. En este caso, puede que trague el aire que no tenía.
