En algunas ocasiones pueden surgir dificultades en el aprendizaje, debido a factores neurológicos o factores externos como la marginación, la falta de motivación, la disminución de la autoestima o posiblemente por la suma de ambas causas, que también pueden afectar el comportamiento del niño.
Solo una minoría de epilepsias, como el síndrome de West y el síndrome de Dravet, que son epilepsias muy graves, van a ir acompañadas con retrasos que pueden varias de unos niños a otros y requerir una educación especial.
La lentitud, la falta de atención, las dificultades de concentración, la falta de memoria y comprensión, y la torpeza motora; así como la agitación, la inestabilidad, la agresión o la pasividad, son los problemas más frecuentes en estos niños.
Si tu niño tiene este problema, es posible, que su comportamiento también se vea afectado; ya que, en algún momento, necesitará de algún tipo de apoyo extra (como calculadoras o diccionarios) que en condiciones normales, tal vez, no necesitaría, y corre el riesgo de que el resto de sus compañeros se burlen de él o lo rechacen por la ayuda extra que recibe.
Por eso es importante que tanto el padre como el profesor intenten explicar lo que sucede, e intenten que el niño se integre a su clase. Es necesario informar a los compañeros de clase lo que tiene el niño, para que así puedan ayudarlo a integrarse.