Las actividades físicas y deportivas constituyen una forma de interrelación dentro del proceso de integración de la persona con síndrome de Down en la sociedad.
Por eso, si tu niño tiene síndrome de Down y práctica deportes se sentirá parte de un conjunto, ya que la práctica deportiva le proporciona oportunidades para que descubra sus propias capacidades.
Además, la práctica deportiva mejora su orientación espacial, su postura corporal, su equilibrio estático, su coordinación general y su desarrollo de fuerza muscular. Así como su sensibilidad social a través del aprendizaje de las reglas que rigen las normas de su participación y que debe respetar.
Los eventos deportivos proporcionan un buen marco para la integración social, ya que un niño con síndrome de Down que practica un deporte comparte con su equipo las ilusiones, las expectativas, el esfuerzo y el cansancio, las frustraciones ante el fracaso, y los logros conseguidos.
Recuerda que el beneficio no solo es personal sino también familiar; pues constituye una ocasión de satisfacción para la familia el reconocimiento de los méritos obtenidos por el niño.