El atragantamiento es una situación peligrosa para cualquier persona pero en el caso de los bebés, aún más porque un niño de meses ni siquiera puede intentar expulsar por sí mismo cualquier objeto que le esté impidiendo respirar. Actuar con rapidez y serenidad es indispensable para poder ayudar al bebé en caso de atragantamiento e incluso para salvarle la vida.
Un atragantamiento supone la obstrucción de las vías respiratorias. Se trata de un accidente habitual pero que hay que intentar que no ocurra con una vigilancia extrema de todo aquello que el bebé pueda llevarse a la boca. Juguetes que tengan piezas pequeñas y que puedan soltarse, objetos que se puedan romper, mordedores, un chupete en el que la tetina se desprenda con facilidad, un fruto seco al alcance del pequeño o una porción de comida cuando el bebé ya es mayor y toma sus primeros alimentos sólidos… Son riesgos previsibles para la salud del bebé que deben evitarse comprobando convenientemente todo aquello que el pequeño introduce en su boca.
Sigue leyendo para saber qué hacer si el bebé se atraganta con la leche del biberón o con un juguete en concreto, y cómo conseguir que expulse la comida o el objeto que se ha llevado a la boca.
Maniobras para ayudar a un bebé que se ha atragantado
Aunque veas que la situación puede llegar a ser grave, mantén la calma. Recuerda que, en la mayoría de los casos, el atragantamiento del bebé se resolverá satisfactoriamente en cuestión de unos segundos. No intentes sacar con tus dedos o con un objeto, por ejemplo unas pinzas, aquello que ves que obstruye la garganta del pequeño. Es realmente difícil que puedas extraerlo. Lo más probable es que lo empujes más hacia el interior, agravando el problema. Además, mientras ayudas al bebé siempre conviene llamar a urgencias o acudir al hospital por si la situación se complica.
Realizar una serie de movimientos para ayudar al bebé si se está atragantando y que pueden favorecer la expulsión de ese objeto que obstruye las vías respiratorias.
- Si tu pequeño tiene apenas unos meses, lo mejor es colocarlo de espaldas, apoyando su abdomen en tu antebrazo y su cabecita en la palma de tu mano manteniéndola ligeramente hacia abajo para facilitar la posible expulsión. Es mejor hacerlo mientras permaneces sentada, haciendo que tu antebrazo repose en el muslo previniendo, así, una posible caída. En esta posición, masajea la espalda del bebé con la palma de tu otra mano. Usa la parte más cercana a tu muñeca, la almohadilla, y empuja con ella de abajo hacia arriba. Incide y ejerce presión enérgica entre los omóplatos. Da cinco golpes, (sin pasarte) y gira al bebé para comprobar si el objeto ha salido. Si no es así, repite la maniobra. Mantener al bebé en esta postura (boca abajo) facilita la expulsión del posible objeto simplemente por la fuerza de la gravedad, sin que implique riesgo alguno para el niño.
- Otra opción de primeros auxilios del bebé para intentar que el objeto salga, es poner al bebé boca arriba y ejercer presión en el tórax con tus dedos (índice, anular y corazón). Debes hacerlo justo en el centro de la línea imaginaria que une sus dos pezones. En ese punto, presiona cinco veces, con energía, sin miedo y, seguidamente, dale la vuelta al niño para ver si la maniobra ha funcionado y su respiración vuelve a ser normal.
- En los bebés mayores, de más de dos años, que ya caminan, también es posible hacer la maniobra de Heimlich aunque no en todos los casos. Consiste en rodear al pequeño por detrás, colocando uno de tus puños a la altura del ombligo. Agarra ese puño con tu otra mano y empújalo hacia arriba en un «tirón» seco, sin elevar al pequeño. Se trata, nuevamente, de intentar que expulse lo que le impide respirar.
Hay que insistir en que más vale prevenir y en que hay que vigilar siempre que el bebé no ingiera algo que pueda ser peligroso. Recuerda que mientras ayudas al pequeño en esta situación de emergencia, debes llamar al teléfono de emergencias del hospital más cercano a tu domicilio para recibir la atención médica necesaria lo antes posible. No es sencillo, pero procura mantener la calma.