Una alimentación infantil sana y equilibrada es necesaria para el desarrollo del bebé. En esta alimentación deben estar presentes determinados nutrientes. Las vitaminas, por ejemplo, son imprescindibles para que tu hijo crezca fuerte y sano. De otra forma, si tiene déficit de vitaminas, podría enfrentarse a problemas bastante serios. Veamos cómo afecta este déficit en la salud de nuestros hijos.
Consecuencias de la falta de vitaminas en bebés
¿Crees que tu hijo tiene déficit de vitaminas? Además de acudir al pediatra para que le realice las pruebas necesarias, puedes leer las siguientes consecuencias que puede provocar la falta de una vitamina en concreto en la nutrición de los niños:
- Si tu hijo tiene déficit en vitamina A, podría tener problemas de visión y en su piel. La piel se presentaría más reseca de lo normal y la vista no se iría desarrollando al ritmo correcto. No obstante, un exceso tampoco es deseable, pues puede producir problemas óseos y de coagulación.
- El exceso de vitamina D produciría raquitismo. Además, en los niños también se presentarían otros problemas de fijación del calcio en los huesos y dientes, por lo que aumentaría el riesgo de caries.
- En el caso de la vitamina E, los niños podrían desarrollar anemia hemolítica y problemas en el funcionamiento de sus músculos en general. Así, el pequeño se sentiría cansado y muy bajo de energía.
- La vitamina K, o mejor dicho su déficit, podría provocar problemas en la coagulación. El bebé tendría más hemorragias. Por tanto, esta vitamina es esencial para que las heridas cicatricen bien.
- Si tu hijo no toma suficiente vitamina C, podría aparecer escorbuto. Las consecuencias se apreciarían en su cabello y piel. Además, también aumentarían los hematomas y podrían tener problemas de sangrado nasal o encías. Un niño con falta de vitamina C también se sentirá débil y apático.
- El déficit de vitamina B1 puede causar beriberi. Se trata de una enfermedad nerviosa que si es severa podría dar como resultado enfermedades neurológicas graves. Además, afecta a la capacidad de concentración.
En cualquier caso, si tu hijo se presenta cansado, apático. Si notas que su pelo no brilla o su piel está más seca de lo normal. Si ves que registra cambios de humor y siempre tiene sueño, lo más sensato es hacerle una analítica.