La estimulación temprana también se conoce como atención temprana o estimulación precoz. Son técnicas y pautas que se aplican en los primeros años de los niños para desarrollar al máximo sus capacidades y ayudar en el proceso de formación de la estructura cerebral humana.
La estimulación temprana empezó aplicándose a bebés prematuros o con deficiencias físicas o psíquicas a los que se quería reforzar su aprendizaje y desarrollo. Actualmente, la estimulación temprana, de la mano de conceptos como la inteligencia emocional en niños, pretende desarollar capacidades en los niños manteniendo el equilibrio entre inteligencia y afectividad, aprovechando los beneficios que tiene para el desarrollo individual del niño.
Cuando se habla de favorecer un desarrollo en el bebé y niño no se habla sólo de coeficiente intelectual sino que la estimulación temprana también aborda la inteligencia emocional o las inteligencias múltiples. Conviene tener en cuenta que la estimulación temprana en un proceso que involucra desde el principio a los padres y después a profesores y centros escolares.
¿En qué consiste la estimulación temprana?
Una de las preguntas que se plantean muchos papás es saber en qué consiste la estimulación temprana y para qué sirve exactamente. Al nacer, tu hijo o hija se parece poco a un adulto. Además de un reducido tamaño y su aspecto, no puede cuidar de sí mismo, caminar ni hablar, y sin duda es incapaz de seguir tus instrucciones. No obstante, puedes suponer que, poco a poco, adquirirá nuevas habilidades, de modo que será capaz de moverse, hablar o interactuar por sí mismo.
La estimulación temprana permite crear un vínculo afectivo muy potente entre el bebé y los padre, además de la adquisición de las habilidades básicas de manipulación, locomotrices y comunicativas, sociales y emocionales.