La salida del hospital con tu bebé en brazos es un momento muy especial que jamás olvidarás, en el que se mezclan distintas emociones, desde la inmensa alegría por volver a casa con tu pequeño, hasta el miedo a afrontar esa primera noche con el recién nacido en la que ya no habrá una enfermera que te ayude ante cualquier dificultad. No te preocupes, disfruta del momento y fíjate en los siguientes consejos para la primera noche del bebé en casa que pueden venirte muy bien.
La llegada del bebé a casa es un momento muy especial y, aunque el cariño es inmenso, empezáis a conoceros. Ese día es normal que sean muchos los familiares y amigos que quieran visitar al pequeño, pero, recién llegados a casa, dosificar las visitas es importante. No es el mejor momento para andar preocupada en atender a los invitados (tiempo habrá). Además, aprovecha la infinidad de sentimientos positivos que llevas junto con tu bebé camino a casa para afianzarte, confiar en tu instinto y estar convencida de que serás capaz de resolver cualquier contrariedad.
Todo apoyo es bienvenido. Tu pareja, tu madre, tu hermana, tu mejor amiga, tu otro hijo mayor… déjate ayudar y no excluyas a las personas que quieren hacer más fácil tus primeras horas con el niño en casa. Tras un día de intensas emociones llega la noche. Es el momento de acostar al bebé en la cuna y de intentar descansar todos.
Qué hacer y qué no en la primera noche del bebé en casa
Hay que pasar la primera noche del bebé en casa pese al cansancio físico y emocional de un día muy especial y no tiene por qué convertirse en una jornada agotadora. Es normal que impere un tremendo sentido de la responsabilidad. Ser padres es lo que tiene, pero no hay que agobiarse porque tu hijo no es tan frágil como puede parecerte cada vez que lo miras.
Para afrontar esa primera noche del recién nacido en casa intenta tener presentes los siguientes consejos:
- Concéntrate en los pasos a seguir antes de acostarle. Simplemente ve haciéndolos de uno en uno sin pensar en el siguiente. Si te viene bien, hazte una lista. Su baño, su comida, su pañal, ropita cómoda y adecuada… si sabes que has hecho todo, descansarás mejor.
- Cuidate tú. Es fundamental. Acabas de dar a luz y para poder atender a tu bebé, necesitas encontrarte bien. Tu ducha, tus cremas, tu cena… Son importantes. No le quites tiempo a tu cuidado personal.
- No os obsesionéis. Una cosa es estar pendientes de que el pequeño esté a gusto y no presente anomalía alguna y otra es comprobar, cada dos segundos, si respira. ¡Claro que respira! Y si le zarandeas cada dos por tres a ver si está bien, acabarás por incomodarle y crearle un estrés que no contribuye al descanso.
- Vigila la alimentación. Es muy pequeño y necesita comer (beber) cada dos o tres horas. Si no pide su alimento en ese tiempo, despiértalo ofreciéndole el pecho siempre que sea posible. Necesita comer y además sentir que su mamá está ahí.
- Para disfrutar de esa primera noche, es importante tener a mano todo lo que puedas necesitar. Toallitas, pañales, “ranitas” para una muda inesperada… Cualquier cosa que consideres necesaria, tenla prevista aunque no llegues a utilizarla. Saber que todo está a mano te dará tranquilidad.
- Esa primera noche y seguramente unas cuantas más, procura tener a tu hijo cerca del lugar en el que tú duermes. Un moisés junto a tu cama, que te permita con solo estirar el brazo, tocarle y ver que está perfectamente, siempre ayuda.
- Descansa todo lo que puedas. Se inicia una nueva etapa en la que necesitas toda tu energía. Cuando el pequeño duerma, haz tú lo mimo.
- “Entrena” tu fuerza mental sabiendo que tu hijo está bien mientras te auto convences de que serás capaz de resolver cualquier situación.
No te agobies. La naturaleza es sabia y el instinto maternal realmente existe. Sigue nuestros consejos y esa primera noche del recién nacido en casa pasará mientras asumes la nueva situación sabiendo que, después de esa primera, vendrán muchas más.