El reflujo es un trastorno muy frecuente que experimentan muchos bebés hasta los seis meses de vida. ¿Has comprobado si tu bebé expulsa pequeñas bocanadas de leche mientras está comiendo o justo después de cada toma? Descubre 4 remedios para aliviar el reflujo de los bebés, a continuación.
¿Cómo evitar el reflujo de los bebés de forma natural?
El reflujo gastroesofágico es un trastorno frecuente que padecen muchos bebés, especialmente los recién nacidos. Se dice que un bebé tiene reflujo cuando éste suele regurgitar (que no vomitar) después de las tomas o incluso, mientras está comiendo.
Este trastorno se produce, principalmente, porque el aparato digestivo de los bebés no ha alcanzado toda su madurez, y la válvula que regula el paso de los alimentos del esófago al estómago, el cardias, no cierra aun del todo bien. Por este motivo, parte de la leche que ingiere el bebé vuelve del estómago a la boca una vez que el niño ha comido.
En la mayoría de los casos, el reflujo gastroesofágico de los bebés desaparece espontáneamente y no requiere de tratamiento médico. Sin embargo, mientras llega este momento, puedes ayudar a tu bebé a aliviar los síntomas propios de este trastorno digestivo:
1. Cambiar la postura al comer
Tanto si tu bebé toma pecho como si toma biberón, uno de los remedios más efectivos para aliviar el reflujo es cambiar la postura del bebé mientras come, procurando que éste mantenga la cabeza ligeramente más elevada que su estómago, y no al mismo nivel.
2. Comer sin prisas
Comer despacio y sin prisas es una de las claves para evitar el reflujo, los gases y otras muchas molestias gástricas típicas de los bebés. Por ello, procura siempre darle todas las tomas con tranquilidad, evitando que el niño perciba estrés por tu parte.
Permítele también que haga todos los recesos que necesite e invítale a que pare de eructar varias veces a lo largo de toda la toma. Además, si el bebé llora mientras come, es conveniente esperar a que se calme antes de continuar con la toma, pues este llanto le hace tragar mucho aire.
3. Cambiar la posición en la cuna
Además de cambiar su postura al comer, también puedes elevar levemente el cabecero o almohada de la cuna del bebé. La forma más segura de hacerlo es colocando una almohada, cojín o, simplemente, una toalla, debajo del colchón, con el objetivo de inclinar un poco el colchón justo en la zona en la que el niño apoya la cabeza al dormir.
Al cambiar de postura, la fuerza de la gravedad ayuda a los bebés a prevenir el reflujo mientras duermen.
4. Evitar la exposición a ciertos olores
También se ha demostrado científicamente que los niños que están expuestos a aromas muy fuertes durante las tomas, como por ejemplo, perfumes, ambientadores o el humo del tabaco, son también más propensos a sufrir reflujo. Por ello, procura darle la toma a tu hijo en un ambiente limpio, y evitar el uso de perfumes y otros cosméticos de aroma muy intenso mientras alimentas a tu bebé.
Si a pesar de seguir todas estas recomendaciones tu bebé no experimentar ninguna mejoría, es conveniente que consultes con su pediatra porque quizá tu hijo precise de un tratamiento médico para aliviar este trastorno.
En este caso, la solución más eficaz suele pasar por administrar al pequeño un medicamento antiácido o protector gástrico, ya que este tipo de fármaco mejora el funcionamiento del cardias y suele terminar así con el problema.
A veces, también resulta habitual administrar al bebé un antihistamínico o un inhibidor de la bomba de protones, pero todos ellos son tratamientos médicos que deben ser prescritos por un pediatra.