La anemia es una de las principales manifestaciones de una baja concentración de hemoglobina en sangre que afecta, sobre todo, a los bebés prematuros o aquellos que tienen un bajo peso al nacer. Descubre cómo detectar la falta de hierro en bebés, a continuación.
Principales síntomas de la falta de hierro en bebés
La anemia por bajos niveles de hierro en la infancia es también conocida como anemia ferropénica en el bebé y suele ser el tipo de anemia más habitual tanto en los niños como en los adultos.
Existen muchas causas que pueden llevar a un bebé a tener anemia ferropénica y una deficiencia de hierro en su nutrición pero las más destacadas son: el bajo peso al nacer, el llevar una dieta pobre en hierro, incluso, el prescindir de la lactancia materna puede ser también una causa de anemia para el bebé, ya que la lactancia materna juega un papel fundamental en el proceso de asimilación de hierro en los niños desde el nacimiento.
Sin embargo, si sospechas que tu hijo puede tener anemia debes estar muy pendiente de todos los síntomas, con el objetivo de que pueda ser tratado de esta carencia de hierro cuanto antes. Los principales síntomas de la falta de hierro en los bebés pueden ser lo siguientes:
- Palidez de la piel
- Irritabilidad
- Falta de apetito muy evidente
- Debilidad y apatía
- Dolor en la boca y en la lengua
Si tu bebé presenta uno o varios de estos síntomas, es conveniente que lo lleves de inmediato al pediatra para que éste pueda corroborar a través de un análisis de sangre cuáles son los niveles de hierro en el organismo de tu bebé. Además, en este análisis también se le medirán los niveles de hemoglobina, hematocrito y ferritina, y el pediatra determinará si tu bebé presenta una carencia de este mineral.
¿Cómo se trata la anemia en los bebés?
Cuando el niño es diagnosticado de anemia a través de un análisis de sangre, es fundamental suplir cuanto antes la carencia de este mineral para evitar complicaciones en la salud del pequeño y seguir un tratamiento adecuado para la falta de hierro en el bebé. En este sentido, los niños que son diagnosticados de anemia ferropénica (falta de hierro) a partir de los seis meses de edad, deben consumir una dieta rica en carne, legumbres, verdura y otros alimentos con un alto contenido en hierro.
En el caso de los lactantes o niños pequeños con muy bajos niveles de hierro en sangre, lo más frecuente es que el pediatra les prescriba un suplemento de hierro, que los pequeños deben tomar siempre en ayunas con un poco de zumo de naranja o de otra fruta que contenga vitamina C. Es recomendable saber que los suplementos de hierro no deben tomarse a la vez que el pecho o el biberón, ya que la leche bloquea parcialmente la absorción de hierro en el organismo.
Los expertos aseguran que la primera medida que se puede tomar para evitar que el bebé presente falta de hierro o anemia ferropénica, es que la madre consuma este mineral durante el embarazo. En líneas generales, si la madre no ha tenido anemia durante la gestación, el bebé nacerá con unas reservas suficientes de hierro que le durarán hasta el sexto mes de vida. Y a partir de esta edad, el niño puede empezar a consumir a alimentos ricos en hierro a través de una alimentación complementaria sana, variada y equilibrada.