La regurgitación en los bebés se trata de una bocanada de leche que el bebé expulsa de manera natural e involuntaria tras la toma, sin que esto implique dolor o molestia alguna para el pequeño. Una de las causas de la regurgitación es la propia inmadurez del organismo de un recién nacido, que necesita de unas semanas o meses para completar su desarrollo.
El bebé hasta los seis meses o más, regurgita generalmente porque la válvula musculosa que une el esófago con la entrada del estómago es aún imperfecta y débil. Ante la ingesta de una cantidad considerable de líquido, puede no funcionar correctamente de manera que permite que la leche ingerida pueda retornar, en dosis mínimas, a la boca e incluso a la nariz del pequeño.
Si quieres saber por qué regurgitan los bebés, debes tener en cuenta que es un acto puramente reflejo, que no reviste gravedad y que suele ser más frecuente cuando el bebé ha comido muy deprisa o ha tragado demasiado aire durante la toma. También ocurre cuando se tumba al niño de manera casi inmediata tras su comida. Siempre es recomendable mantenerle unos minutos en posición vertical para facilitar la expulsión del aire en el bebé después de comer y lograr que la leche se asiente en el estómago y no tienda a “subir”.
¿Regurgitar es síntoma de alguna enfermedad?
Como hemos dicho, regurgitar es algo propio de los bebés de pocos meses que no reviste peligro ni, en principio, es síntoma de enfermedad o malformación. A medida que el pequeño crece, estas bocanadas de leche deben tender a reducirse progresivamente y desaparecer casi por completo a partir del año de vida.
Si no es así y consideras que tu hijo regurgita más de lo normal, debes informarte acerca de otras causas de la regurgitación en los bebés y consultar con el pediatra porque pueden existir problemas de acidez estomacal, reflujo, estrechez en el esófago o incluso estenosis del píloro (causante de obstrucciones intestinales), una serie de dolencias más o menos graves, que necesitan atención médica y tratamiento lo antes posible.
