El cólico del lactante en un mecanismo fisiológico natural que afecta a 4 de cada 10 recién nacidos. Aunque no es una enfermedad, los bebés que padecen cólicos del lactante suelen llorar con mucha frecuencia. ¿Tu hijo padece cólico del lactante y no sabes cómo ayudarle? Te contamos aquí todo lo que debes saber sobre los bebés que padecen el cólico del lactante, sus causas y remedios principales.
Principales causas de los cólicos del lactante
Seguro que en más de una ocasión has escuchado contar a alguna que otra madre que su bebé recién nacido padece los molestos cólicos del lactante y que no sabe cómo afrontar esta molesta situación.
El cólico del lactante no es un enfermedad, sino más bien está descrito como un mecanismo de defensa a través del cual, el organismo del recién nacido produce una contracción brusca de los músculos que rodean a la zona del intestino, y concretamente, en todas aquellas zonas en las que los movimientos peristálticos fallan. Este brusco mecanismo que pone en marcha el organismo del bebé, le genera un dolor intenso en la zona del abdomen que, a menudo, va acompañado también de un llanto muy intenso que suele despertar la voz de alarma en los padres.
Aunque se tiende a pensar que la alimentación de la mamá influye en los cólicos, existen muchas y variadas causas que pueden llevar a un bebé a padecer cólicos del lactante, como por ejemplo, causas puramente orgánicas y debidas, sobre todo, a una alteración de la motilidad del intestino.
O también puede ser debido a otras causas como una obstrucción intestinal, o a factores alimenticios anormales desde el nacimiento del bebé como, por ejemplo, una alimentación desordenada y otras molestias derivadas de las tomas, como los gases.
Cómo identificar los cólicos del bebé
La mayoría de los bebés que sufren los cólicos del lactante presentan una serie de síntomas comunes, que ayudan a los padres a identificar el problema que afecta a su hijo. Entre los síntomas de los cólicos del lactante, se encuentran: la distensión abdominal, que el bebé duerme menos, los gases, el estreñimiento, los vómitos, los trastornos en la alimentación, o también una alteración en la forma de succionar.
A menudo, los pediatras suelen fijarse también en otras manifestaciones que ayudan a identificar los cólicos del bebé. Por ejemplo, las crisis de llanto prolongadas antes de los tres meses de edad, o también es frecuente que el bebé que padece el cólico del lactante llore durante más de tres horas al día.
Para la tranquilidad de los padres de bebés que padecen el cólico del lactante, hay que señalar que esta dolencia, que afecta a alrededor de un 40% de los bebés y que aparece entre la tercera y sexta semana de vida, no es nada grave. Además, es conveniente saber que a partir de los tres o cuatro meses de edad del niño el cólico del lactante tiende a desaparecer, por lo que también desaparecen esos inconsolables llantos.
Consejos para aliviar los cólicos del lactante
Si quieres ayudar a tu hijo a sobrellevar mejor el cólico del lactante y calmar así su llanto, puedes hacerlo siguiendo estos sencillos consejos para afrontar los cólicos del lactante desde el primer momento:
1. Muéstrale atención en todo momento
Aunque el llanto del bebé que padece cólico del lactante es incesante y, a menudo, desesperante para muchos padres, debes intentar atender a tu hijo siempre que llore, porque al llorar está reclamando tu atención.
2. Practica esta postura con tu bebé
Son muchos los padres que aseguran que los bebés que padecen cólicos del lactante, se calman practicando algunas posturas. En este sentido, una de las más eficaces para aliviar los cólicos del bebé es mantener al bebé incorporado, con la cabeza levemente apoyada sobre tu hombro. También puedes utilizar el canguro portabebés o el fular para ponerlo en esta posición. Otros bebés, en cambio se calman al estar boca abajo. Así que puedes intentar acostarlo un rato boca abajo cuando esté en la cuna.
3. Dale suaves masajes
Los masajes son también en muchos casos un buen alivio para los bebés que padecen el cólico del lactante. Intenta masajearle la barriga suavemente, incluso, puedes flexionar sus piernas sobre su tripita. El contacto con tu piel le ayudará a calmarse durante el masaje.