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¿A qué edad es mejor ponerle pendientes al bebé?

¿A qué edad es mejor ponerle pendientes al bebé? 4 enero, 2018
¿A qué edad es mejor ponerle los pendientes al bebé?

Los pendientes en los recién nacidos es un tema bastante polémico. Las opiniones están completamente divididas. Unos sostienen que no está mal colocarles pendientes tan pronto, mientras que otros se oponen. Pero, ¿qué dicen los especialistas? ¿Es bueno poner pendientes a los bebés a edades tan tempranas?

¿Cuándo es mejor ponerle los pendientes al bebé?

Lo primero que se debe dejar claro si quieres poner pendientes a tu hija, es que es una decisión completamente personal. Nadie puede decidir por ti. Aun así, conviene informarse siempre correctamente. La perforación de las orejas es un proceso indoloro para el bebé, pero no por ello hay que eludir toda la información referente al proceso.

Con un tema tan controvertido, las opiniones son muchas. Hay instituciones de salud que consideran que es mucho mejor esperar a que la niña pueda decidir por ella misma, incluso esperando hasta los 10 años. Otras destacan que no hay problema alguno en colocar pendientes a las niñas recién nacidas o desde bien pequeñas.

Si revisamos un poco más estas opiniones, algunos pediatras afirman que, si se hace correctamente esta perforación, y posteriormente se hace un seguimiento de la evolución, los pendientes no supondrán riesgo alguno para el recién nacido. Esta institución, por tanto, no se opone a la perforación de las orejas.

No obstante, el dato importante llega cuando expertos en salud infantil defienden que la perforación para colocar los pendientes no debe realizarse hasta que el bebé reciba sus primeras vacunas. Esto es debido a que estarán más protegidos desde un punto de vista inmunológico. Esto sería aproximadamente a los dos años.

En España lo habitual es ponerle los pendientes al bebé nada más nacer. Quizá sí sea interesante convencernos de que igual no importa esperar hasta los 2 años, y es mucho más seguro para nuestra hija. Aún así, sigue siendo una tradición demasiado arraigada que cuesta vencer.

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