Una de las principales preocupaciones de los papás primerizos es que el recién nacido se dañe la cara con las uñitas. Por eso, muchos se preguntan si es necesario colocar manoplas en las manos a los recién nacidos. Lo cierto es que existen varias opiniones al respecto, por lo que vamos a intentar valorar todos los pros y contras de las manoplas o los guantes para los recién nacidos y que puedas tomar la mejor decisión para tu pequeño o pequeña.
Manoplas para los recién nacidos, ¿sí o no?
La piel de los bebés es muy delicada, sobre todo durante sus primeros meses de vida. Por ello, el uso de manoplas o guantes está cada vez más extendido como mecanismo para evitar que el bebé recién nacido se arañe la carita. Y es que, al nacer, los bebés tienen unas uñas muy picudas, aunque blanditas y pegadas a su piel, que pueden provocar pequeños arañazos cuando se tocan la cara de forma inconsciente.
Al ser muy difícil cortar las uñas al bebé, muchos papás y mamás optan por poner guantes o manoplas al recién nacido con el fin de que no se dañen la carita durante sus primeros días de vida. Eso sí, hay quien aconseja no abusar de ellas, ya que los bebés también necesitan desarrollar el sentido del tacto desde su nacimiento, conocer dónde está su cara, explorar con sus gestos, sentir la piel de la mamá con las manos, etc.
No dudes en preguntar al pediatra si es aconsejable colocar manoplas de algodón o de lana a tu bebé recién nacido e informarte bien de las ventajas y desventajas de estos guantes. Por supuesto, si decides poner manoplas en las manos de tu bebé, asegúrate de que estén fabricadas especialmente para ese fin y estén elaboradas con un material finito: ¡nada de calcetines ni otras prendas que no están pensadas para evitar que se arañen la carita!
