Cuando se habla de la lactancia materna, generalmente se dice que, además de todos los beneficios para el niño y el vínculo con su madre, es una forma estupenda de recuperar con facilidad el peso habitual. Esto es debido a que mientras una mujer está amamantando a su bebé, el gasto de calorías aumenta considerablemente. Además, la grasa de la leche materna viene de las grasas de la cadera y las piernas de la mujer. No obstante, a la pregunta de si es normal o no engordar durante la lactancia, lo cierto es que también hay casos en los que sí.
Hay que tener en cuenta que los primeros días del bebé en casa e incluso sus primeros meses de vida, las madres no descansan muy bien. La falta de energía por falta de sueño aumenta con la lactancia materna. Así, es normal que, ante el cansancio, sea necesario comer cosas que aportan esa energía perdida. La demanda de calorías aumenta considerablemente. Hay veces que, ante esto, tiramos a lo sencillo. Comida excesivamente calórica que nos sacia al instante. Consumir todo aquello que quite el hambre lo antes posible puede llegar a engordar.
Para que podamos entenderlo bien, dar el pecho adelgaza siempre y cuando las calorías que se ingieren no sean muchas. Si la pérdida de calorías por la lactancia no se ve superada por lo que comemos. Si tienes un hambre voraz, cansancio y una necesidad de comer todo el tiempo alimentos hipercalóricos, seguramente este periodo de lactancia no te hará adelgazar, más bien lo contrario.
¿Es posible engordar durante la lactancia si no como en exceso? Sí puede pasar, aunque con una frecuencia menor. Es posible que al principio experimentes mucha hambre y que luego la pierdas, y que aún así, sigas aumentando de peso. Para ello, lo más apropiado es ir al médico para poder valorar si es un tema endocrino por culpa de las hormonas y pedirle consejos para adelgazar durante la lactancia de la forma más saludable posible.
