Si acabas de iniciar la lactancia materna y desafortunadamente padeces una dolorosa mastitis, es probable que dudes si puedes o no continuar con la lactancia materna mientras dure este proceso infeccioso.
En este sentido, y según revelan los médicos, una mastitis no es una causa justificada para dejar de dar el pecho al bebé. Sin embargo, y en el caso de que ésta sea extremadamente dolorosa, podría ser recomendable que la madre se extrajera la leche de forma manual con un sacaleches y cuando mejore, volver a restablecer la lactancia con total normalidad.
Cómo aliviar el dolor de la mastitis al amamantar
La mastitis es un término médico que se utiliza para describir la inflamación interna de la mama que puede estar ocasionada, o bien por un conducto obstruido, o por una infección en el seno. A menudo, cuando la leche materna no fluye bien, se puede desencadenar una inflamación en alguno de los conductos mamarios. En este caso, el pecho se pone muy duro, caliente y doloroso.
Sin embargo, cuando no se le pone remedio a tiempo a una obstrucción mamaria y la madre no toma el tratamiento adecuado, lo más frecuente es que esta obstrucción desencadene una infección en el pecho o mastitis. En este sentido, el tratamiento con antibióticos es el más recomendado tanto para curar un conducto obstruido como para curar luna infección mamaria o mastitis. Sin embargo, y mientras el tratamiento va haciendo efecto, la madre ha de buscar diferentes fórmulas para dar el pecho a su bebe sufriendo las mínimas molestias posibles.
Con ello, puede resultar de gran ayuda aplicar alguna fuente directa de calor sobre los senos, como una bolsa de agua o una manta eléctrica. Y es que el calor es un remedio muy efectivo tanto para reducir la inflamación como para aliviar el dolor al dar de mamar.
También es conveniente, justo antes amamantar al bebé, darse un suave masaje con las manos, o aplicar agua tibia con la ducha sobre el pecho, para favorecer así que la leche atraviese los conductos más fácilmente.