Son muchos los beneficios que supone la estimulación temprana en los bebés, así que ¿por qué renunciar a ellos? Cuando un bebé nace, se muestra totalmente receptivo a los estímulos externos, de manera que al estimular al bebé desde el nacimiento no solo se contribuye a reforzar los vínculos afectivos, sino también a mejorar, en conjunto, todas sus capacidades físicas y psíquicas. Descubre más ventajas de la estimulación temprana a continuación.
Beneficios de la estimulación temprana en bebés
Cada vez que le hablas, le cantas, coges al bebé en brazos o le acaricias, estás aportándole estímulos positivos de vital importancia. En las primeras semanas y meses de vida del pequeño, la estimulación precoz favorece que se activen las distintas funciones cerebrales, contribuyendo a que los primeros pasos de la socialización resulten más sencillos y ayudando a potenciar todas esas habilidades del bebé, que seguro tiene, aunque aún ni él ni tú las conozcáis. Entre otros aspectos, está comprobado que la estimulación temprana ayuda a:
- Fortalecer la musculatura del recién nacido logrando un desarrollo armónico de su anatomía.
- Lograr respuestas más rápidas ante cualquier estímulo. El pequeño reconoce antes a las personas cercanas (papá, mamá, hermanos, abuelos…)
- Desarrollar el lenguaje. A un niño que se le habla constantemente, de manera lenta y de forma que él pueda observar el movimiento de los labios, seguramente le resultará más fácil empezar a decir “papá” o “mamá”.
- Entender la interconexión que existe entre un hecho y sus consecuencias. Por ejemplo: estiro mis brazos y puedo alcanzar esa pelota que quiero.
Motivos para apostar por la estimulación temprana en los bebés
Aunque existen ejercicios específicos que ayudan a la estimulación temprana, una atención que implique interconexión con el pequeño durante las primeras semanas, es suficiente para que el bebé desarrolle todas sus habilidades sin que apenas os deis cuenta.
Un pequeño no solo necesita estar bien alimentado y con su pañal limpio. Desde que nace, es igualmente importante lograr que sienta el cariño y la cercanía de sus padres. Hay que tener claro que en sus primeros meses de vida, los bebés “reproducen” su entorno. Hablarán como les hables, reirán más a medida que tú te rías, aprenderán a agarrar objetos viendo cómo lo haces tú y cómo le incitas a que él haga lo mismo. Por supuesto, todo tiene su tiempo y tampoco hay que precipitarse.
Los ejercicios de estimulación temprana son importantes, pero siempre deben ser los adecuados a la edad del bebé. En los primeros días, simplemente en contacto directo con mamá es la mejor estimulación:
- Beneficios físicos de la estimulación temprana: estos ejercicios son fundamentales sobre todo a la hora de que el niño adquiera fuerza en sus extremidades inferiores y superiores. Subir sus bracitos, con cuidado, por encima de su cabeza o flexionar sus rodillas hasta el abdomen, ayudará a fortalecer sus músculos, aportando, además, flexibilidad a sus articulaciones, sobre todo teniendo en cuenta que durante las primeras semanas pasará bastante tiempo durmiendo en la misma posición.
- Beneficios psicológicos de la estimulación temprana: los bebés con estimulación extra a base de ejercicios específicos, desarrollan antes sus capacidades cognitivas. Distinguir los colores, reconocer a las personas o las voces y las caras de aquellos que les cuidan o identificar con mayor facilidad sus “rutinas”: las comidas, el baño, el paseo… puede resultarles más fácil con una estimulación previa.
En resumen, se puede decir que es importante estimular al bebé desde el momento que nace. Un gesto tan común como acariciarle la mejilla mientras mama ya es una manera de estimularle (no solo se alimenta, sino que moverá la cabecita buscando el origen de ese estímulo positivo). A medida que vaya creciendo, hay que intensificar esos estímulos para que el pequeño no solo gane el necesario peso sino para que también empiece a desarrollar todo ese potencial aún por descubrir.